sábado, 31 de enero de 2015

31 enero 1884 se inaugura el Ateneo de la calle Prado

La historia de la vida intelectual y política española no se entiende sin esta institución. De este ágora han salido hasta 16 presidentes de Gobierno.


El Ateneo de Madrid es una sociedad privada declarada de utilidad pública. El origen de la misma tuvo lugar en los inicios del siglo XIX como consecuencia de las turbulencias políticas, sociales y culturales que tuvieron lugar entre 1808 y 1814 al producirse la invasión napoleónica.

Salón del actos del Ateneo

La resistencia contra los franceses fue acompañada de un cambio político -Constitución gaditana de 1812-, mediante el cual se sustituyó la Monarquía absoluta por otra de carácter constitucional, mediante la que se garantizaba al pueblo un régimen de libertades que convertían al súbdito en ciudadano. Fernando VII, al regresar de su reclusión en Valençay (Francia), anuló todas esas conquistas políticas, reestableciendo la Monarquía absoluta. Por eso, al imponerse de nuevo el régimen constitucional en 1820, en el llamado trienio liberal, las mentes ilustradas pensaron en la necesidad de afianzar en el país una mentalidad liberal mediante el debate, la discusión abierta y la expansión de "las luces". Esa fue la función asignada al Ateneo Español, fundado en ese mismo año, como una iniciativa de Juan Manuel de los Ríos, a instancias de la Sociedad Económica Matritense; el Ateneo surge así como una "sociedad patriótica" defensora de la libertad de pensamiento y de su expresión a través de la libre discusión. Cuando en 1823, restaurada otra vez la monarquía absoluta, esos liberales, obligados a salir del país, marcharon a Londres, vuelven a fundar un Ateneo Español en aquella capital, aprovechándose de la nueva experiencia para infundirle los alientos del romanticismo entonces vigente. Con ese bagaje volverán a España en 1833.

Techumbre del Salón de actos


Origen

El primer socio del Ateneo de Madrid fue Mariano José de Larra, Fígaro, admitido el 4 de enero de 1836. Poco más de un año disfrutaría de tal condición. El 13 de febrero del 37 se suicidaría sin haber cumplido los 30 años. Como Larra, otros muchos jóvenes románticos se sumaron al nuevo Ateneo. El Duque de Rivas, un liberal vuelto del exilio con la amnistía otorgada a la muerte de Fernando VII, fue elegido como primer presidente al tiempo que estrenaba su Don Álvaro o la fuerza del sino, emblema del romanticismo español.




Pero antes de fundarse este Ateneo que hoy sobrevive, el Trienio Constitucional propició que entre 1820 y 1823 naciera un primer Ateneo, para "discutir tranquila y amistosamente cuestiones de legislación, de política, de economía y, en general, de toda materia que se reconociera de utilidad pública”. La reacción del 23, que cierra las aulas de las universidades, clausura también aquel Ateneo. Y es con la vuelta de los exiliados cuando los románticos se proponen "no restablecer el anterior, sino crear uno semejante".

Escalinata de acceso al Ateneo de Madrid

Es lo cierto que los nuevos promotores habían sentado ya sus reales en el "reducido, puerco y opaco", según Larra, café del Príncipe, junto al histórico coliseo del mismo nombre, hoy Teatro Español. Escritores como Larra, Hartzenbusch o Zorrilla y políticos como Olózaga, Bravo Murillo o Donoso Cortés impusieron al café el sobrenombre de Parnasillo, y de allí salió, al decir de Mesonero Romanos, el Ateneo.

Mariano José de Larra

Mesonero será el motor del nuevo Ateneo y de su formidable biblioteca, que todavía se aprecia como una de las mejor dotadas de España. Buscará las primeras sedes, en una itinerancia demasiado prolongada. Primero se instala en la calle del Prado, cerca de su actual sede, para pasar a Carretas y, más tarde, a la Plaza del Ángel. Sus estatutos constituyen al Ateneo como una sociedad ”científica, literaria y artística”, con el triple carácter de Academia, Instituto de Enseñanza y Círculo Literario. Esta ambición hace que sea reconocido y apoyado por el Gobierno, que en 1838 dispone que se le otorgue para su biblioteca “un ejemplar de todas las obras que salgan de la Imprenta Nacional y todos los ejemplares sobrantes de la fusión de las bibliotecas de las Cortes, la Nacional y las de los conventos suprimidos”.

Ramón de Mesonero Romanos


La ”Holanda de España”

El Ateneo irá poniéndose en sincronía con un país que despierta. Entre 1854 y 1875 habrá quien lo llame, por su apertura, “la Holanda de España”, aunque en el 66, primero, se clausure toda actividad docente, permitiéndose sólo la apertura de “los salones de lectura y conversación”, para prohibirse, después, la propia lectura ”de impresos extranjeros que ofendiesen a la religión o a Su Majestad la Reina”.

José Amador de los Ríos

La calle Montera es la sede ya del Ateneo. La calle, que durante el siglo XVI y XVII había sido el núcleo de la galantería y la modernidad, vuelve por sus fueros. Se dice que “ciertos días, desde las siete de la tarde”, a causa del Ateneo, no hay quien pase por allí. No es de extrañar. Ingenios como los de Manuel Becerra, hablando de astronomía; Amador de los Ríos, sobre los judíos; Valera, de la filosofía de lo bello, o Echegaray; de relaciones internacionales, crean expectación. En los heterogéneos ámbitos de la casa -el Wagón, la Cometa o la Cacharrería- maestros y novatos discuten “hasta la anarquía filosófica”. La biblioteca sigue siendo el sancta sanctorum del Ateneo, allí “donde nació Donoso Cortés, perdió la vista Cánovas, Castelar se quedaba calvo y Moreno Nieto se moría”.

Cánovas del Castillo

Cánovas será quien inicie la siguiente etapa. El 31 de enero de 1884 se abre la actual sede de la calle del Prado. En la inauguración, los Reyes ocuparán la presidencia, la aristocracia los lugares honor, lo que causa el enojo de no pocos, entre otros del periódico El Liberal: ”Muchos republicanos se abstuvieron de ir a la sesión de anoche. Hicieron mal. Hubieran pasado un buen rato. Pero de los buenos....Público conocido, brillantes, de gran tono, el mismo que organiza novenas y bailes benéficos”.


La vida intelectual

Pese a estos inicios, nada impedirá que el Ateneo se convierta en las décadas siguientes en el ágora más sensible de España. Baste decir que de allí saldrán hasta 16 presidentes de Gobierno. Así, la vida intelectual y política se cuece en el Ateneo. Menéndez y Pelayo, Clarín, Pi y Margall, Azcárate, la Pardo Bazán, Ramón y Cajal se sucederán en las tribunas.

Menéndez y Pelayo

Por diez pesetas, dos duros al mes, se podía disfrutar de salones confortables, una magnífica biblioteca –que, en 1935, llegará a los 100.000 volúmenes- y, sobre todo, de calefacción... Azorín reúne al grupo que se va a denominar de “los intelectuales”, y los que se cobijan alrededor de doña Emilia Pardo Bazán –“con su busto ostentoso y muy encorsetado”- les increpará: “¡Pero qué modestos sois, os llamáis intelectuales porque no os atrevéis a llamaros inteligentes!”. Todo es debate. 

Emilia Pardo Bazán en una lectura en el Ateneo

La Gran Guerra hará que entre germanófilos y aliadófilos se produzcan los enfrentamientos más encendidos. Allí estarán Ramiro de Maeztu, Juan Pujol, Serafín Álvarez Quintero, Gabriel Maura y Gregorio Marañón. Se destacará, día a día, sin faltar uno solo, el recién licenciado José Calvo Sotelo, que se alinea con los germanófilos.

Gregorio Marañón

En la nueva Cacharrería están "los senadores" del Ateneo, como el criticado Echegaray y "los locos", como Mario Roso de Luna, "maestro de ciencias ocultas". En los pasillos, las tertulias. Entre ellas, la de don Ramón María del Valle-Inclán, "hablando incansablemente", que junto al socialista Araquistáin, con su apariencia de "eclesiástico de aldea"; Pérez de Ayala, "joven maestro", y Díez Canedo, "interventor aduanero de las corrientes poéticas que entraba en España". Al pie de la escalera, Azaña.


El siglo XX

Azaña es el prototipo del ateneísta. Socio activo, contertulio no menos vibrante, secretario durante aquella Gran Guerra (1913-1919) y presidente en las postrimerías del periodo áureo (1930-1932), su trayectoria perfila la personalidad de un intelectual que del anonimato pasará, a través del Ateneo, a las más altas instancias del poder. Entre los presidentes que ha tenido la casa, nombres importantes de las artes y la política: desde los ya citados -el Duque de Rivas, Cánovas y Azaña- hasta Valle-Inclán (1932) o Unamuno (1933-1934), pasando por Olózaga, Martínez de la Rosa, Alcalá Galiano, Azcárate, Echegaray, Menéndez Pidal o Marañón (1925-1930). Entre los secretarios, además de Azaña, hay que citar a Ramón Gómez de la Serna y al mejor cronista del Ateneo, Victoriano García Martín. Como secretario, García Martín fue testigo de uno de los sucesos más polémicos del Ateneo, cuando por el año 20 un grupo de ateneístas demandó en una junta general la ex- pulsión del socio 7.777, don Alfonso de Borbón, de profesión Rey de España... Fue éste un periodo tenso para el Ateneo.

Público esperando en la puerta del Ateneo para escuchar a Unamuno

Socios como Romanones, Ortega Munilla o Sainz Rodríguez conviven con Blas Infante, Blanca de los Ríos o Unamuno. José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange, frecuentaba la biblioteca y asistía a la cátedra de latín, donde explicaba Agustín Millares. Y se cuenta que el hijo del dictador, cada vez que don Agustín le hacía una pregunta se ponía inmediatamente en pie para contestarla. Las últimas figuras del Ateneo por su oratoria fueron Ortega y Gasset, Unamuno -con sus discursos escritos- y Azaña. Los políticos no se prodigaron en la retórica. Sara Bernhardt visitó en una ocasión la casa, como otras figuras célebres: Marconi, Maeterlinck, Bergson o Einstein. Como a la sesión de la Bernhardt asistiese Antonio Maura, a la sazón director de la Academia, le pidieron que interviniese. No lo hizo a gusto. Tenía que hablar del teatro francés. Comenzó a hacerlo, pero, de pronto, se interrumpió bruscamente. Comentaría: "No es prudente improvisar en. materias tan concretas y sobre todo en esta casa".

Einstein con el rector de la Universidad Central y algunos catedráticos

Se temía al Ateneo. Ya en los tiempos del dictador Primo de Rivera se le vio las orejas lobo. Y fue el propio Alfonso XIII el que negoció personalmente para fusionarlo con el Círculo de Bellas Artes, que por entonces estrenaba su nueva sede. La propuesta se llevó a la Junta y se rechazó. El ateneísta don Manuel Aznar, director de El Sol, fue el más beligerante en contra de la fusión. ”¡Eso sería la muerte del Ateneo!” El maridaje de las dos instituciones se ha vuelto a plantear en nuestros días.


La guerra civil

Tras la Guerra Civil, el Ateneo no levantó cabeza. Los falangistas lo tomaron primero, como Aula de Cultura de la Delegación Provincial de FET y de las JONS (Antiguo Ateneo). Luego, se calificaría como Biblioteca Pública, periodo en el que sirvió para la reaparición de Ortega y Gómez de la Serna. Más tarde, la época del Opus Dei, en la que Florentino Pérez Embid marcó pautas. Ahí estará el impecable Antonio Fontán, junto a poetas como Morales y Hierro. Por último, el periodo de Fraga, con José María de Cossío al frente, a bordo de su coche oficial. Y en el tardofranquismo, conflictos y cierres. (...)

Ortega y Gasset

Florentino Negrín que avivó en el franquismo el Club Pueblo y el Siglo XXI, es socio desde 1959. Piensa que el Ateneo es un león muy dormido. “La razón del Ateneo era traer la República. Y lo hizo. Ahora, es utópico pensarlo a corto plazo”. Aunque, como opinan los estudiosos del Ateneo, a la casa siempre se le ha visto su pedigrí. No olvidemos que el propio Valle-Inclán, aún siendo, con Unamuno, de los máximos atacantes del Rey, cuando llegó al Ateneo, con su barba todavía negra, en una de sus primeras conferencias, quiso decir y dijo: “En Galicia hay dos clases de personas: la primera, la de los señores, y la segunda, los siervos. Yo pertenezco a la primera”.





viernes, 30 de enero de 2015

30 enero 2015 se inaugura en Matadero la exposición Guerrilla Girls

Esta exposición compila la práctica totalidad del trabajo realizado por el colectivo artístico feminista estadounidense Guerilla Girls e inaugura una serie de eventos que en 2015 conmemoran los 30 años de la fundación del colectivo.




Junto a sus emblemáticos carteles, organizados en una secuencia cronológica, se muestran una serie de documentos que generan un “contexto” que informa sobre la historia y los procesos de producción de Guerrilla Girls.

Con las publicaciones, camisetas, correspondencia, documentación de acciones y exposiciones y demás memorabilia del colectivo también se pueden ver el documental Guerrillas in Our Midst, realizado por Amy Harrison en 1992, y la entrevista en video del comisario Xabier Arakistain.

VISITAS GUIADAS GRATUITAS A LA EXPOSICIÓN, ORGANIZADAS POR MUJERES EN LAS ARTES VISUALES-MAVeducaLAB.

Los sábados a las 12:00 horas.




La visita didáctica, preparada por MAVeducaLAB, está dirigida a todo tipo de público y tiene como objetivo, además de ayudar a conocer y comprender al Colectivo de las Guerrilla Girls, detenerse en el análisis de diez imágenes de la exposición, para analizar los mecanismos gráficos y comunicativos que utiliza, el contenido que promueve y los contextos de producción y aplicación en los que sus obras fueron realizadas. Busca además la participación activa del público, con la intención de repensar y reactualizar las propuestas de las Guerrilla Girls en otros contextos espacio-temporales.




Duración aproximada: 1 hora.          
20 plazas por visita.
Inscripciones en el teléfono 91 517 73 09.

Se ruega máxima puntualidad. A las 12:00 horas se procederá a completar el cupo de visitantes, por estricto orden de llegada, con aquellos presentes en la sala que no dispongan de reserva, sin que quepa reclamación por parte de los inscritos que acudan una vez comenzada la visita. 





Guerrilla Girls

Las Guerrilla Girls eran un colectivo de artistas feministas. El grupo nació en Nueva York en 1985 y se denominaron así por usar tácticas de guerrilla para promocionar la presencia de la mujer en el arte. Su primer trabajo fue desplegar posters en las calles de Nueva York para denunciar el desequilibrio de género y racial de los artistas representados en galerías y museos. A lo largo de los años, expandieron su activismo a Hollywood y la industria del cine, la cultura popular, los estereotipos de género y la corrupción en el mundo del arte.


Las miembros del grupo originario siempre llevaban máscara de gorila y, ocasionalmente, minifaldas y medias de red. Ellas comentaban que nadie en su entorno (ni familias, ni compañeros, ni maridos) conocía su identidad, a excepción hecha, decían irónicamente, de sus respectivos peluqueros. Y la verdad es que, además de su misteriosa identidad, se desconoce cuántas personas formaban su grupo. De todas maneras, las Guerrilla Girls americanas tuvieron sus imitaciones y compañeras en Francia y también en Inglaterra.


Las Guerrilla Girls inventaron una combinación única de texto, contenido y gráfica veloz que presenta los puntos de vista feministas con un humor descarado y divertido. Como resultado,muchas personas que originalmente no están de acuerdo con las posiciones de las Guerrilla Girls son llevados por su gancho gracioso, reflexionan, y con frecuencia cambiar su modo de pensar. 


Guerrilla Girls quiere rehabilitar la palabra con "f" (feminismo), para que la gente que cree en las ideas feministas (igualdad de oportunidades, el fin de la discriminación por género, acceso igualitario a la educación, educación acerca de los derechos reproductivos y derechos humanos para las mujeres) vuelva a llamarse a sí misma "feminista".


Actualmente, las Guerilla Girls ya no existen en su formato original. Hoy en día, hay tres grupos que se llaman y autoproclaman como sus sucesoras. Uno de ellos es teatral y viaja por todos los Estados Unidos para denunciar la carencia de papeles para las actrices tanto en cine como en teatro. Los otros dos son grupos de arte visual y también denuncian la marginalización de la mujer en el arte.


Sus críticos han catalogado a las Guerrilla Girls de hipócritas y de servirse del activismo social para fines puramente propagandísticos. Según sus detractores, aunque el propósito de las campañas de las Guerrilla Girls fuera atraer la atención sobre el arte realizado por mujeres, su auténtico propósito sirvió a la clase artista más privilegiada y clasista. 


También se les achaca haber ignorado a las mujeres artistas que sufren misoginiapatriarcado o presidio en otras partes del mundo, centrándose tan sólo en su propia entrada en el mercado artístico. Por esa razón, las Guerilla Girls actuales ponen más énfasis en promover campañas a nivel mundial en contra de la violencia contra la mujer, la igualdad racial, la guerra o las dictaduras policiales.

jueves, 29 de enero de 2015

29 Enero 1851 fallece Pedro de Alcántara, príncipe de Anglona y director del Museo del Prado

Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pimentel (1776-1851), también conocido como el príncipe de Anglona, fue un destacado militar activo durante la Guerra de la Independencia Española. Fue director del Museo del Prado de 1820 a mediados de 1823, año en el que se ve obligado a exiliarse a Italia tras la invasión de España por parte de las tropas del duque de Angulema. En 1840 fue nombrado gobernador y capitán general de CubaFue asimismo director de la Real Academia de San Fernando de 1849 a 1851, cargo que ostentó hasta su muerte.


Hijo menor de Pedro de Alcántara Téllez-Girón, IX duque de Osuna y María Josefa Pimentel y Téllez-Girón, ambos importantes mecenas de las artes y las letras españolas de la época. Francisco de Goya les hizo de la familia el retrato Los duques de Osuna y sus hijos que se encuentra en el Museo del Prado.

Los duques de Osuna y sus hijos, por Goya (1788). El hijo menor, Pedro, está sentado sobre un cojín a los pies de su madre.

Bajo las órdenes del duque del Parque, estuvo luchando en Salamanca al mando de una división de caballería durante las batallas de Tamames (1809), y Alba de Tormes (1809) y, más tarde, bajo las órdenes de Manuel la Peña en la Batalla de Chiclana (1811).

Duque del Parque

El 30 de octubre de 1812, en plena Guerra de la Independencia, fue enviado por las Cortes de Cádiz a arrestar al general Francisco Ballesteros, jefe del 4º Ejército, quien, a principios de ese mes, había llamado a la rebelión en protesta por el nombramiento de Wellington como generalísimo del Ejército de España.

General Francisco Ballesteros

En septiembre de 1813, al mando de una división del III Ejército, llegó para participar en el sitio de Pamplona. A principios de 1814, ya estaba al mando de ese mismo ejército, con 21 000 efectivos, y en abril de ese año cruzaron los Pirineos para ocupar Pau.


Jardín Príncipe de Anglona


El jardín estuvo es su día anexo al llamado Palacio del Príncipe de Anglona, uno de los muchos propietarios que tuvo el lugar desde el siglo XVI, cuando se ocupó el solar por un grupo de casas pertenecientes a los Vargas. El jardín hacía las veces de lugar de recreo y esparcimiento del Palacio, de ahí que tuviese acceso privado desde el mismo. 


Las primeras trazas conocidas del jardín se remontan a 1761 y se atribuyen a Nicolás Chalmandrier. Su morfología debió ser neoclásica, con un trazado geométrico y regular basado en ejes que partían de la residencia vecina. Constituye una muestra excepcional de jardín nobiliario del siglo XVIII. En 1920, sus dueños en aquel momento, los Marqueses de la Romana, encargaron su reforma y transformación a Javier de Winthuysen. A él se debe en mayor medida su aspecto actual, de aire más romántico y ciertas reminiscencias hispanomulsumanas, como esta fuente de taza baja que recuerda a ejemplos similares de la Alhambra o el Generalife. 


El espacio ajardinado terraplenado del jardín ocupa una superficie plana aproximada de 500 m2 y salva el fuerte desnivel existente entre la Plaza de la Paja, desde donde se accede, y la calle de Segovia, a una cota inferior. Altos muros ocultan al exterior el apacible y umbroso ambiente interior. Queda dividido el jardín en tres áreas diferenciadas, dos de ellas caracterizadas por la presencia de sendas fuentes. En el sector principal visible desde el acceso y en forma de jardín de crucero, se enfatiza su centro y el cruce de ejes mediante una fuente de taza elevada sobre una columna torsa, correspondiente a la última reforma del jardín efectuada por Lucía Serredi. Por lo que respecta a las plantaciones, además de setos bajos de boj, praderas y plantas de temporada, el jardín dispone de buenos ejemplares de árboles, de alto porte que le añaden frondosidad y sombra, y de frutales y arbustos que le aportan variedad y color.


A finales del siglo XX el conjunto sufrió abandono, hasta que en 1990, el Ayuntamiento de Madrid, ya propietario del jardín, encargó su restauración a la paisajista italiana afincada en Madrid, Lucía Serredi. Tras su restauración fue abierto al público en 2002. 


Aunque sevillano de nacimiento y de origen holandés, Javier de Winthuysen Losada (1874-1956) desarrolló su doble dedicación de pintor y jardinero paisajista sobre todo en Madrid. Figura intelectual muy activa durante la II República, se le considera miembro de la Generación del 98. Publicó en 1930 Jardines clásicos de España, libro capital que puso de relieve la riqueza de la jardinería española, la única que, según él, agrupa toda la historia de los jardines desde el medievo. Denunció las podas abusivas de árboles y la destrucción de pinares y espacios arbolados en la capital, así como lo inadecuado del uso indiscriminado del césped en nuestro clima. Como creador y restaurador de jardines, destaca sus intervenciones en los jardines de Monforte en Valencia y en los de la Residencia de Estudiantes, del Palacio de la Moncloa y muchos otros privados en Madrid.


El jardín está conformado por tres zonas diferenciadas, la principal de ellas con la clásica forma de cruz que delimita cuatro parterres. Más allá de una pérgola de rosales que delimita este primer sector y en su lado sur, otra zona rectangular menor y de forma alargada se extiende entre la propia pérgola y la tapia de borde del jardín con la calle Segovia. Su trazado es asimismo regular, aunque sin vinculación geométrica con el resto del jardín, realizada a base de compartimentos que definen una glorieta circular, en cuyo centro se halla esta fuente baja. 

Jardín del Príncipe de Anglona, obra de José Manzanaro del blog Madrid a trazos

Localización del Jardín del Príncipe de Anglona en el Barrio de la Latina

miércoles, 28 de enero de 2015

28 Enero 1907 Alfonso XIII inaugura el Monumento al General Martínez Campos en el Retiro



El Retiro es mágico, se mire como se mire, sus cascadas, su estanque, su palacio de cristal, su flora y su fauna, una gran colección de estatuas que se tornan monumento a cada paso que damos por este bello vergel...

Pero desde siempre, en el Retiro, ha existido una estatua que emociona profundamente, y es el retrato ecuestre de Arsenio Martínez Campos, de la mano del genial Mariano Benlliure.




Cuando te detienes a observar este monumento, el tiempo se congela, te sumerges en la historia, y formas parte de un batallón de combate que retorna a casa después de la dura pugna. El tiempo contenido y la soberbia planta del general, infunden respeto, amedrentan al enemigo e inspiran una falsa sensación de paz, solo interrumpida por los tambores de guerra.




Recrear tanta fuerza con la contención que lo hace Benlliure, sólo puede ser obra de un genio. Ensimismarse ante tal escultura es natural, es necesario, es una oportunidad única para encontrar en el metal la fuerza y la expresión, inherentes a la historia. Una invitación a la reflexión y al más claro ejercicio de observación.


Historia de un monumento

La idea de dedicar un monumento para enaltecer y honrar la figura del capitán general Arsenio Martínez de Campos y Antón surgió en 1888, a propuesta de los profesores Pedro Antonio Berenguer y José Ibáñez Martín de la Academia Militar, si bien no pudo iniciarse hasta la convocatoria del concurso realizada por una comisión presidida por el marqués de Cabriñana.

Boceto preparatorio

Nacido en Segovia en 1831 y fallecido en Zarauz en 1900, Martínez Campos destacó en los frentes de Aragón contra las tropas carlistas, en la guerra de África, en México, en Cuba, contra los insurrectos, y tras mostrar su servicio a la Primera República conspiró para reentronizar a los Borbón en la figura de Alfonso XII, proclamándose en Sagunto el 29 de diciembre de 1874. El éxito del golpe le convirtió en el militar más famoso de su tiempo, siendo nombrado en 1876 capitán general e incluso, tres años más tarde, presidente del gobierno conservador, aun cuando sólo lo sería por unos meses, a causa de sus enfrentamientos con Cánovas del Castillo. Después continuaría en la política, pero ya en las filas liberales, ocupando el ministerio de la Guerra en 1881, sin desatender su profesión militar.




La estatua fue realizada por suscripción popular, en la que participó la Familia Real, el Gobierno y el Ejército, el cual aportó las 21 toneladas de bronce fundidas en el taller barcelonés Masriera, siguiendo el proyecto del artista ganador del concurso, Mariano Benlliure, quien recibió 133.000 pesetas y la Gran Cruz del Mérito Militar por el mismo. Un modelo del monumento en bronce, a pequeña escala, se conserva en el Museo del Ejército. 




Fue inaugurado con asistencia del rey Alfonso XIII el 28 de enero de 1907 en este lugar del Retiro, donde se hallaba el estanque llamado de los Cisnes, si bien la plaza que lo rodea sería remodelada y embellecida tras la Guerra Civil, sustituyendo la barandilla metálica y ajardinamiento de su alrededor por una lámina de agua.




Se trata de una bella e imponente escultura ecuestre del famoso militar, resuelta con carácter realista, al que se le representa en posición de observación del campo enemigo, con la mirada viva y serena. Está ataviado con capa y gorra militar, con la mano izquierda en las bridas, la derecha sobre el muslo y los pies en las espuelas. Destaca la belleza del animal, con la cabeza hacia abajo y ladeada, y la pata trasera derecha levantada. El monumento está erigido sobre un alto pedestal, a modo de risco, huyendo de cánones clásicos, si bien siguiendo una estructura piramidal, que la aproxima al gusto modernista imperante.





El pedestal es un volumen macizo, constituido por tres cuerpos: el superior tratado rústicamente, con superficie rugosa, simulando una gran roca, y los dos inferiores de geometría prismática y textura lisa. 




En el frente principal, y en la parte inferior, se introduce una composición variada de restos militares, que aluden a la Batalla de los Castillejos, con una rueda de carro, rifles, un tambor, dos banderas, un cañón, e incluso guirnaldas vegetales. Sobre este grupo se yuxtapone en la roca la inscripción: AL GENERAL / MARTÍNEZ CAMPOS / MODELO DE PATRIOTAS Y SOLDADOS / ESPAÑA. La roca está tallada con relieves bélicos en su lateral derecho, representativos de sus campañas, indicándose en su base la inscripción yuxtapuesta: ÁFRICA / 1859 - 1860, mientras que en el izquierdo aparece la leyenda yuxtapuesta: CUBA / 1869 - 1870 – 1872 / 1878 – 1895 / CATALUÑA NORTE / 1873 – 1875 1874-1876 y en la base una lápida que expone: ERIGIDO / POR SUSCRIPCIÓN NACIONAL / VOLUNTARIA / INICIADA EL 5 DE DICIEMBRE / DE 1904 POR EL / MARQUÉS DE CABRIÑANA. En la parte posterior de la roca y en su base se indica con inscripción yuxtapuesta: INAUGURADO / POR S. M. EL REY DON ALFONSO XIII / 28 DE ENERO DE 1907.




Arsenio Martínez Campos

Mariano Benlliure