martes, 9 de diciembre de 2014

10 Diciembre 1613 se inician las obras del Palacio del Duque de Uceda

Palacio del Duque de Uceda

D. Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas, I Duque de Uceda y primogénito del primer valido del rey, el Duque de Lerma, fue quien mandó levantar este palacio. Según las últimas investigaciones fue proyectado por Alonso de Turrillo y el encargado de su ejecución fue Pedro de Pedrosa. Las fuentes literarias de la época lo consideraban el mejor edificio de Madrid después del Alcázar. El cercano convento del Sacramento, formó parte de este conjunto palaciego. Durante muchos años fue Palacio de los Consejos. 

Detalle del Plano de Nicolás de Fer, 1706

Responde a la tipología de arquitectura palaciega del siglo XVII español. Ocupa toda una manzana, en un terreno con grandes diferencias topográficas. Consta de una planta rectangular distribuida en torno a dos patios interiores de distinto tamaño. El edificio tiene gran unidad en todas sus fachadas, de gran sencillez de trazas, que combinan el ladrillo y la piedra. Las líneas horizontales y la alternancia de frontones triangulares y curvos marcan cada una de las plantas. La fachada principal, compuesta con perfecta simetría, posee un doble acceso con portadas sobre columnas dóricas. Antiguamente tuvo otra fisonomía, que fue alterada al perder las torres de las esquinas que lo habían caracterizado. El palacio se incendió a mediados del S. XVII y fue reformado por Felipe Sánchez.

Detalle de la Fachada Principal

En el momento de su construcción, con las armas de la familia Sandoval flanqueadas por leones rampantes, fue tildado de ser una construcción muy ostentosa. Hasta la caída de su propietario fue el palacio Ducal de Uceda, siendo posteriormente adquirido a censo reservativo por la Casa Real. De este modo la reina madre Mariana de Austria, madre del rey Carlos II, vivió en él hasta su muerte, conservándose un retrato de ella con atuendo de viuda en una de sus salas.




A su llegada a Madrid en 1701 el rey Felipe V ordena trasladar las oficinas del Real Alcázar de Madrid al Palacio de Uceda, conociéndose desde entonces como Palacio de los Consejos. Sin embargo el Consejo de Estado se mantuvo en la Sala del Rubí del Real Alcázar.

Detalle de uno de los escudos del Palacio

Tras la proclamación de la constitución de 1812, que suprimía todos los antiguos consejos excepto el Consejo de Estado, éste quedó instalado definitivamente en el palacio, dónde permanece hasta día de hoy. Actualmente ostenta la sede del Consejo de Estado junto con la Capitanía General.




Se accede al Palacio a través de un amplio zaguán, del que arranca la hermosa escalera principal, que permite acceder al vestíbulo de la planta primera. En esta planta se encuentran los despachos y área de la Presidencia y de la Secretaría General, así como las distintas Secciones del Consejo.

Conforme a la traza original, la planta primera tiene tres pasillos, unidos en sus extremos por otros dos, horizontales a la fachada. La Galería de los Presidentes muestra los retratos de quienes han presidido la institución a partir de 1940. La conocida como Galería de los Santos contiene varios cuadros de considerable valor artístico, depósito, como otros que se encuentran en el Palacio, del Museo del Prado. La Galería de los Tapices, que fue abierta en el año 2004, está adornada por valiosas piezas, depósito, también como otras que adornan el Palacio, del Patrimonio Nacional.




Desde el vestíbulo y a través de una escalera en dos planos se accede a la planta segunda, en la que se ubican las dependencias administrativas. En el arranque de esta planta una galería amplia da cobijo desde 1999 a la Biblioteca Casa Pizarro, que consta de más de 7.000 volúmenes donados al Consejo de Estado por don Álvaro Alonso-Castrillo y Romeo, Marqués de Casa Pizarro, que perteneció al Cuerpo de Letrados del Consejo de Estado.

Ocupan la planta principal, asimismo, la Biblioteca antigua, una pequeña joya de ebanistería que data de 1874, y el Salón de Sesiones, en el que se celebran tanto las reuniones del Consejo de Estado en Pleno como las de la Comisión Permanente.

Se encuentran también en la planta primera o principal el despacho del Presidente y el despacho del Secretario General, así como una estancia conocida como Sala de Letrados.



Cristóbal Gómez de Sandoval-Rojas y de la Cerda


I Duque de Uceda, II Marqués de Cea, V Marqués de Denia, Caballero de la Orden de Santiago (c. 1581 - Alcalá de Henares31 de mayo de 1624) político español. Sucedió a su padre, el duque de Lerma como valido de Felipe III.

Duque de Uceda

Hijo del Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, I duque de Lerma, y sucesor de éste como valido de Felipe III, y de Catalina de la CerdaCamarera mayor de la reina Margarita de Austria. Su fecha de nacimiento no es del todo clara, fijándola los historiadores entre 1577 y 1581; tampoco hay unanimidad sobre el lugar de su nacimiento. Fue su ayo y maestro Juan Bautista Acevedo, que posteriormente sería obispo de Valladolid y presidente del Consejo Real.

Documento de 1611 en el que Felipe III otorga a Cristóbal Gómez de Sandoval, primer Duque de Uceda, las alcabalas de Uceda y los lugares de su jurisdicción

Casó en 1597 con Mariana de Padilla Manrique, hija de Martín de Padilla Manrique, I conde de Santa Gadea y Adelantado Mayor de Castilla y Luisa Manrique de Lara, VIII condesa de Buendía. El matrimonio tuvo siete hijos, tres de los cuales llegaron a la edad adulta:
  • Luisa Gómez de Sandoval-Rojas y Padilla se casa con Juan Alonso Enríquez de Cabrera, IX almirante de Castilla y duque de Medina de Rioseco.
  • Isabel Gómez de Sandoval-Rojas y Padilla se casa con Juan Téllez Girón, IV duque de Osuna, marqués de Peñafiel y conde de Ureña.
  • Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Padilla, sucesor del título, se casó con Felicce Enríquez de Cabrera.
En 1609 compró Uceda (Guadalajara) y sus alquerías y el 16 de abril de 1610 recibiría el título de Duque de Uceda de manos del rey.

Iglesia del antiguo convento del Santísimo Sacramento fundado por el duque de Uceda en 1615 en Madrid

Poco a poco se hizo un hueco en la corte donde logró la confianza de rey, con el objetivo de suplantar en la privanza a su propio padre. Para ello no tuvo escrúpulos para unirse a los enemigos declarados de Lerma, el confesor del rey, padre Luis de Aliaga, y Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares.
La carrera de Lerma decae en 1618 por su gran impopularidad, presionado por diversos problemas relacionados con la corrupción y resueltos con la caída del valido al obtener el capelo cardenalicio de Roma. Importante paso para su vida, ya que siendo cardenal se libraba de futuras persecuciones. El duque de Uceda suplió en el cargo a su padre, aunque tuvo un papel menos determinante que su antecesor. Se aseguró como él los influyentes cargos cortesanos de Sumiller de Corps y Caballerizo mayor aunque sus responsabilidades en el gobierno fueron mucho más restrigidas que las que había ostentado su padre, según quedó constancia en la cédula dirigida al Consejo de Estado el 17 de noviembre de 1618. De hecho, cercenó la función de coordinación de los Consejos que realizaba el valido, al mismo tiempo que liberaba a los Consejos de la obligación de informar al valido y, por tanto, de su sometimiento.

Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, I duque de Lerma, padre del I duque de Uceda.

En política interior, su gobierno tendió a beneficiar a la nobleza terrateniente, en especial perpetuar su clan familiar en el poder. No solventó los problemas económicos del país, heredados del mandato de su padre y consecuencia de su afán por satisfacer a una camarilla ávida de privilegios.
En política exterior, ordenó la actuación de los tercios para sofocar la rebelión de Bohemia, provocada por la intolerancia católica de los Habsburgo y acercó la postura del rey a una anexión de Portugal.

La Batalla de la Montaña Blanca representó la derrota de la causa rebelde y la consolidación del poder de los Habsburgo en Bohemia

En 1621, con la subida al trono de Felipe IV, fue procesado a instancias de su anteriormente aliado el conde-duque de Olivares, ahora en el cargo de valido real que lo desterró de la corte. Permaneció incomunicado en el castillo de Torrejón de Velasco y se le impuso una pesada multa de 20.000 ducados por las apropiaciones indebidas. Posteriormente obtuvo el indulto real, intentando resarcirlo con el nombramiento de virrey de Cataluña. Sin embargo un nuevo proceso le llevó a ser encarcelado en la prisión de Alcalá de Henares, donde falleció en 1624.

Castillo de Torrejón de Velasco donde se incomunicó al I Duque de Uceda



Consejo de Estado de España

El Consejo de Estado (contemplado en el artículo 107 de la actual Constitución Española) es el supremo órgano consultivo del Gobierno de España.
Presente ya en el reinado de los Reyes Católicos bajo los nombres de Consejo de Aragón y Consejo de Castilla, constituyó un instrumento del rey de las Españas con el fin de debatir sobre la política exterior de la monarquía.
El rey Carlos I de España, Emperador del Sacro Imperio como Carlos V, decidió crear un consejo propio para los asuntos externos de la monarquía debido a la gran actuación exterior que marcó su reinado. Empezó a funcionar en 1526, cuando Solimán el Magnífico amenazaba Austria. Fue el único Consejo que no tenía presidente, pues era el propio Rey quien asumía esa función.

Escudo del Consejo de Estado

Sus consejeros no eran especialistas en leyes sino expertos en relaciones internacionales, como el Duque de Alba o Nicolás Perrenot. Los consejeros eran, por tanto, miembros de la alta nobleza y del alto clero. En tiempos de Felipe II en ocasiones el monarca no presidía los consejos y, en su lugar, enviaba a su secretario Antonio Pérez.
Su misión era asesorar al rey sobre la política exterior y tenía el control de las embajadas de Viena (dinastía familiar de los Austrias), RomaVeneciaGénova, y de las principales potencias de EuropaFrancia,Inglaterra y Portugal.
A diferencia del Consejo de Castilla, en el que el rey escuchaba a los consejeros y ejecutaba las conclusiones que le presentaban, en el Consejo de Estado era el propio rey el que exponía los puntos a debatir, escuchaba a sus consejeros y, posteriormente, el mismo monarca tomaba las decisiones que habían de tomarse.
Con la Constitución gaditana de 1812 se creó el Consejo como órgano de control del poder del monarca, que precisaba la aprobación del mismo para algunos actos. Después de 1904 se convirtió en órgano consultivo del poder ejecutivo.

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